Ayer 26 de marzo después de casi ocho días sin salir a la calle, Sali por dos cosas. la primera comprar mercado ya que el digito de mi cedula me autorizaba para hacerlo y a su vez conseguir los números de los sitios donde habitualmente compro para evitar salir nuevamente. Y la segunda para regar las plantas que hay dentro del colegio.
Al recorrer el colegio y sentir el silencio de sus pasillos, ver las aulas desocupadas, me permitieron reflexionar sobre los cambios que la vida puede tener y paraqué estamos preparados realmente.
En la calle pude evidenciar que las personas no atienden las recomendaciones, que toca todo a las malas… que tristeza. Vi como personas mayores de edad, jóvenes y parejas se movilizaban y no existía un rasgo de control por parte de las autoridades que se refugiaban frente a la pesa, alejados de la sociedad desobediente.
El confort nos permite vivir en un mundo imaginario, un mundo donde no hay más problemas que salir a trabajar, conseguir dinero y gozar la vida de acuerdo con su forma de vivir y de pensar. Pero cuando esa burbuja explota y nos vemos expuestos con nuestros seres queridos a una realidad que no habíamos imaginado… la vida y las prioridades cambian.
Hoy la salud de nuestros seres queridos y la propia es lo más importante, el dinero es necesario para afrontar esta situación, pero la salud paso a primer plano. Esto debe cambiar nuestra forma de vivir, la forma de ver las cosas y hasta nuestra forma de convivir. “Esto no será lo mismo nuevamente”,
No sé si es un llamado de Dios para que las familias se comuniquen más, para que se integren y exista una mayor relación entre padres e hijos. O simplemente es una oportunidad mas para valorar la vida, la salud y sobre todo la familia.
La tecnología en estos momentos fue fundamental para las comunicaciones, para distribuir las recomendaciones que no han querido acatar personas que siempre han retado la autoridad. Y es donde debemos detenernos a pensar que clase de personas estamos formando y dejando a esta sociedad. Hoy la gran mayoría de jóvenes no tiene un referente de autoridad porque la familia como tal esta dividida, son disfuncionales y la ley del mas listo (tramposo) esta incrustada en los jóvenes de nuestra sociedad.
Para tener contentos a nuestros hijos debimos aceptar sus caprichos, comprar un celular de última tecnología, el cual le permitió comunicarse con sus iguales y para ser aceptados asumir el miso dialecto, las mismas costumbres, peinados, vestidos y hasta su forma de pensar.
Es momento de ponernos a pensar que estamos haciendo mal para cambiar y que estamos haciendo bien para fortalecerlo. Es momento de reflexionar sobre como hemos vivido y como seguiremos viviendo después que termine esta emergencia, solo Dios sabe quienes podremos continuar ese proceso y debemos estar agradecidos por que gracias a él siempre habrá una “Esperanza” para seguir adelante.
En estos momentos de emergencia nuestras instituciones pudimos evidenciar que todos los integrantes de la familia tienen un celular, pero no un computador donde puedan desarrollar las actividades académicas, que tiene plan de datos para cada uno de sus hijos, pero solo para las redes sociales. el celular no tiene Word o Excel para poder presentar los trabajos que la institución les dio y espero que esta emergencia que posiblemente termine en un mes nos permita reflexionar sobre las prioridades y las necesidades.
La vida es hoy, aprovéchela para vivir. Pero debemos formatear nuestro sistema operativo e instalar uno nuevo, con otras prioridades y con mucha más seguridad.
Dios hoy nos dice: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Y es precisamente lo que necesitamos fortalecer la fe.
Quiero despedirme, pidiéndoles que no permitan que sus hijos y ustedes salgan de la casa, Utilicen los teléfonos y pidan su mercado a domicilio, de ese apoyo depende que la cuarentena dure dos semanas más o cuatro como mínimo.
Feliz día y bendiciones.
Ayer 26 de marzo después de casi ocho días sin salir a la calle, Sali por dos cosas. la primera comprar mercado ya que el digito de mi cedula me autorizaba para hacerlo y a su vez conseguir los números de los sitios donde habitualmente compro para evitar salir nuevamente. Y la segunda para regar las plantas que hay dentro del colegio.
Al recorrer el colegio y sentir el silencio de sus pasillos, ver las aulas desocupadas, me permitieron reflexionar sobre los cambios que la vida puede tener y paraqué estamos preparados realmente.
En la calle pude evidenciar que las personas no atienden las recomendaciones, que toca todo a las malas… que tristeza. Vi como personas mayores de edad, jóvenes y parejas se movilizaban y no existía un rasgo de control por parte de las autoridades que se refugiaban frente a la pesa, alejados de la sociedad desobediente.
El confort nos permite vivir en un mundo imaginario, un mundo donde no hay más problemas que salir a trabajar, conseguir dinero y gozar la vida de acuerdo con su forma de vivir y de pensar. Pero cuando esa burbuja explota y nos vemos expuestos con nuestros seres queridos a una realidad que no habíamos imaginado… la vida y las prioridades cambian.
Hoy la salud de nuestros seres queridos y la propia es lo más importante, el dinero es necesario para afrontar esta situación, pero la salud paso a primer plano. Esto debe cambiar nuestra forma de vivir, la forma de ver las cosas y hasta nuestra forma de convivir. “Esto no será lo mismo nuevamente”,
No sé si es un llamado de Dios para que las familias se comuniquen más, para que se integren y exista una mayor relación entre padres e hijos. O simplemente es una oportunidad mas para valorar la vida, la salud y sobre todo la familia.
La tecnología en estos momentos fue fundamental para las comunicaciones, para distribuir las recomendaciones que no han querido acatar personas que siempre han retado la autoridad. Y es donde debemos detenernos a pensar que clase de personas estamos formando y dejando a esta sociedad. Hoy la gran mayoría de jóvenes no tiene un referente de autoridad porque la familia como tal esta dividida, son disfuncionales y la ley del mas listo (tramposo) esta incrustada en los jóvenes de nuestra sociedad.
Para tener contentos a nuestros hijos debimos aceptar sus caprichos, comprar un celular de última tecnología, el cual le permitió comunicarse con sus iguales y para ser aceptados asumir el miso dialecto, las mismas costumbres, peinados, vestidos y hasta su forma de pensar.
Es momento de ponernos a pensar que estamos haciendo mal para cambiar y que estamos haciendo bien para fortalecerlo. Es momento de reflexionar sobre como hemos vivido y como seguiremos viviendo después que termine esta emergencia, solo Dios sabe quienes podremos continuar ese proceso y debemos estar agradecidos por que gracias a él siempre habrá una “Esperanza” para seguir adelante.
En estos momentos de emergencia nuestras instituciones pudimos evidenciar que todos los integrantes de la familia tienen un celular, pero no un computador donde puedan desarrollar las actividades académicas, que tiene plan de datos para cada uno de sus hijos, pero solo para las redes sociales. el celular no tiene Word o Excel para poder presentar los trabajos que la institución les dio y espero que esta emergencia que posiblemente termine en un mes nos permita reflexionar sobre las prioridades y las necesidades.
La vida es hoy, aprovéchela para vivir. Pero debemos formatear nuestro sistema operativo e instalar uno nuevo, con otras prioridades y con mucha más seguridad.
Dios hoy nos dice: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? Y es precisamente lo que necesitamos fortalecer la fe.
Quiero despedirme, pidiéndoles que no permitan que sus hijos y ustedes salgan de la casa, Utilicen los teléfonos y pidan su mercado a domicilio, de ese apoyo depende que la cuarentena dure dos semanas más o cuatro como mínimo.
Feliz día y bendiciones.